El acoso escolar: cuando no viene solo del alumnado, cuando su objetivo es una discapacidad

Me llamo Patricia y he tenido la suerte de que confíen en mí para contarme su historia. Dos personas distintas, dos experiencias, ambas en el entorno educativo. El acoso escolar es algo que nos marca para el resto de nuestras vidas; no es algo que se olvide y no vuelva a la mente nunca más. En el mejor de los casos, recordarlo no es doloroso; en el peor… en el peor, no viven para contarlo.

Vamos a relatar una entrevista realizada a dos personas de la entidad, dos adultos jóvenes con discapacidad que vivieron el acoso escolar: uno por parte de los compañeros y el otro por parte de una profesora.

De 1992 a 1999 y de 1997 a 2005.

X. Recuerdo las horas del recreo. Me hacían enfadar para que los persiguiera y me decían cosas que no me gustaban. Se lo dije a mi padre y me dijo: «Pasa de ellos». No era tan fácil. No podía pasar de ellos y ya está. Esto no paró hasta que fuimos mayores y dejaron de hacerlo porque jugaban con otras cosas. Tampoco dejaron de hacerlo todos; en la ESO, en el mismo colegio, seguían haciéndome “bromas” que no entiendo ni ahora. Los que me hacían perseguirlos eran, principalmente, un compañero y dos compañeras. En todos esos años solo conseguí hacer dos amigos, pero nadie me defendía.

C. En mi caso fue una profesora la que me hacía bullying. No tenía ganas de estudiar ni de ir porque lo pasaba mal. Me pasaba casi todo el día encerrado en el baño. No recuerdo bien en qué curso fue, si primero o segundo; me hicieron repetir todos los cursos. Era una situación que no me dejaba avanzar. Me decía: «No vales ni para tacos de escopeta». Intenté contárselo a mi madre, pero ella ya lo sabía. Alguien se lo había dicho y decidió hablar con la directora del colegio. Creo que llegué a coger un poquito de depresión. A partir de ahí, me pusieron un profesional de apoyo para seguir adelante.

¿Qué sentís hoy por esas personas?

X. A día de hoy no siento nada; es algo que pasó en aquel momento y ya está. Tuve la oportunidad una vez de decirle a uno de ellos: «Aún me acuerdo de lo que me hacías cuando íbamos al cole». No se disculpó, solamente dijo: «Éramos niños».

C. Hacia mi profesora siento rabia e impotencia. No recuerdo ni cómo se llama. Creo que, de tener la oportunidad, le diría: «Tú misma te retrataste» y me sentiría liberado.

¿Qué le diríais a los/las otros/as niños/as?

X. Coméntaselo a tus padres para que puedan darte apoyo y ayuda, algo parecido a lo que pasó con C.

C. Hablad con vuestros padres, buscad gente profesional o de confianza, psicólogos/as… alguien de apoyo que ayude a solucionarlo.

¿Creéis que lo mismo que os pasó a vosotros sigue pasando ahora?

C. Sí.

X. Puede que diferente.

¿Queréis decir algo más?

C. Si necesitáis hablar con alguien, podéis confiar en nosotros.

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